Mami no tiene vacaciones

Lo que más me chocó de la maternidad, fue darme cuenta de que las mamás sacan fuerzas de donde no tienen. Que tenía la voluntad para hacer cosas que soltera o sin hijos, no hubiera hecho jamás. 

Recuerdo que estaba tan física y mentalmente destruída por lactancia materna exclusiva, que no podía mantener el hilo de una conversación. Y a medida que se acercaba el fin de licencia, pensaba "No voy a poder trabajar. No voy a poder levantarme ese día tempranazo. No voy a poder manejar por la carretera, fijo me voy a estrellar." Y llegó el día: me levanté, alisté todo y me fui a trabajar. Trabajé todo el día. Volví a la casa. Y cuando volví y terminé de hacer todo y me fui a acostar, no lo podía creer: lo había hecho, y lo había hecho bien. Por muy destruída que estaba igual saqué fuerzas de donde ni sabía que existían, e hice lo que tenía que hacer. Y me sentí sorprendida y un poco entristecida y un poco empoderada: las mamás de verdad, tienen súper poderes.

Anoche salí con mis queridas chicas de #Bloggerhoodperú a una pequeña reunión, y nos acompañaron algunas seguidoras. Cuando llegó la mamá que se había ganado la invitación en el blog, le pregunté, "¿Cuánto tiempo tiene tu bebé?". "2 años", me contestó. "¿Y hace cuánto que no sales?", le pregunté. "2 años", me contestó. 

Hace unas semanas pude visitar a mi hermano que está en el extranjero. Nos fuimos yo y mi esposo juntos. Fue nuestro primer viaje solos desde nuestra luna de miel, hace 5 años. Nos costó un triunfo y más de 1 lágrima dejar a los chicos con mi mamá y la nana. Yo ya tenía todo planeado: levantarnos tempranísimo, salir a recorrer, ver toooooodo. El 1er día, dormí hasta las 12pm. El resto de días, me levantaba entre 9am y 12pm. Generalmente me levanto a las 5:30am, sin contar las veces que me despierto en la noche porque los chicos se despiertan, o tienen pesadillas, o se pasan a mi cama, o quieren agua. Fue un viaje maravilloso, y disfruté cada minuto. Cuando regresé, todo el mundo me preguntó, "¡¿Qué tal tu viaje?!". Y cuando pienso en que he visto algunas de las maravillas del mundo y pasé días preciosos con mi esposo, lo primero que me sale de la boca es... "pude dormir por primera vez en 5 años". 

Reconozco que estoy cansada. Hasta este viaje no me di cuenta. Vivo en automático. Y estoy contenta de pasar todo mi tiempo fuera del trabajo con mis hijos. Los extraño. No quiero perderme un minuto de lo mostro que es verlos crecer. Y ellos me necesitan. Necesitan una mamá presente, involucrada. Hay gente que deja a sus hijos o delega, o tiene apoyo familiar, pero eso a mí no me funciona. No es mi realidad. 

Pero sí debo aceptar que tengo que hacer algo por mí misma. Darme un ratito para mí. Todavía no sé dónde. Anoche alguien me dijo "Tú tienes que estar bien para que tus hijos estén bien". Hay cosas que extraño: patinar, hacer ejercicio. Creo que todas extrañamos algo que antes teníamos toda la libertad de hacer. También debo aceptar que viajar con tu pareja es algo NECESARIO. No es tan fácil estar conectados cuando estás rodeado de tus hijos todo el tiempo. Y sé que para la mayoría, alejarse, aunque sea por un fin de semana, no es una posibilidad. Mis papás viajaron por primera vez solos cuando yo cumplí 19. Su primera vez en 20 años de casados. Les gané por 15. 

Algunos me preguntarán que por qué no delego, que si mi esposo no me ayuda, que para qué está la nana. Así que aquí va: mi esposo trabaja y al mismo tiempo hace el enorme esfuerzo de estudiar por las noches - así que muchas veces no está. Mi mamá vive en Cusco. No tengo suegra. Y la nana es cama-afuera. Tampoco me quejo: me gusta estar con mis hijos (aunque a veces me saquen canas verdes). Muy aparte de que para ser honesta, cuando vivía en USA todas las familias se ocupaban de sus hijos (la mayoría de veces sin ayuda) y simplemente era parte de su realidad. Nadie se quejaba, solo asumes y lo haces. Y te das cuenta de que sí puedes y es lindo estar solo ustedes 💛. 

Si eres una mamá que se identifica con lo que he escrito, no estás sola. Mami no tiene vacaciones. Pero busca salidas. Algo hay que se acomode a tu realidad. Para que por lo menos 30 minutos al día, pienses solo en tí. Hazlo por tí y por tus hijos. Y (como yo), te vas a sorprender de lo que descubras.